Aquel era el día, aquel era el día.
Tenia de verte, sino me moría.
Tanto tiempo hacía que no te veía.
No bastaba ya en sueños percorrerte…
Me metí en el coche, cogí la autovía.
Que importaba si al fín yo no te vería?
Sería que estabas, o salido habrías?
Por tu calle, al menos, allá pasaría.
Al menos tu casa, esa la vería.
Tu jardín de Invierno, lo contemplaría.
Hasta me bastaba mirar el camino
por donde tu pasas diez veces al día.
Me bastaba solo con mirar la puerta
por donde tu cruzas tristeza y alegría.
Me bastaba ya mirar la ventana
por donde tus ojos buscan lejanía.
Por lo menos eso yo me lo creía,
mientras en el radio canciones oía.
Kilometros corrí como en agonía.
Sería por suerte que yo te vería?
Aúnque de lejos, aúnque un instante,
aúnque tán solo tu sombra esguía.
La ida la hice aún era día.
Pero es Invierno y el sol no es bastante
para iluminar la enorme alegría
que sería verte aúnque de lejos
ignorando tu que yo te veía.
Era casi noche, se moría el día.
Pasé por tu casa, la tarde cahía.
Me pareció más bien que no estarías.
Aúnque una luz muy ténue, muy débil,
se filtraba afuera las blancas cortinas.
El campo era negro y nadie pasaba
por esa tu calle entonces vacía.
Sentado en el coche, escondido en la noche,
esperando lo qué? Ni ya lo sabía…
Regresar sín verte… no soportaría!…
Por supuesto te fueras a ver las amigas
y tan pronto a casa tu no volverías…
Tu coche no estaba… donde tú andarías?
Yo casi rezaba, yo casi pedía
que un milagro pasara en la calle fría,
que no me marchara sin verte a lo lejos,
que tu imagen traerla en los ojos quería…
Y fue de repente… quando ya desistía,
has llegado tú, tu coche ha pasado
a tres metros del mío, donde me escondía…
Te he visto aparcar y te he visto salir,
no soñabas tu que yo te veía…
Con que prisa ibas, ágil y elegante,
tu frágil silueta de negro vestida...
cruzaste la puerta… y en ese instante,
creí que pensabas en mí… pensarías?
Podría talvez que en tu pensamiento
también yo cruzara la puerta contigo…
Y la noche que estaba tan oscura y fría
se hizo de repente un caluroso día…
Y porque tan sólo, tan sólo, a unos metros,
no más de un minuto, no más de un momento,
miré tu silueta nerviosa y esguía…
Y mirarte, mi amor… fué mi alegría.
Miguel Ángel Moreno
"Poemas a María Luisa"
España